Reflexiones del alma:

El  viernes pasado, en misa, se leyó el evangelio de S. Mateo, en el que se decía "Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno" Mt. 5. Se refería al adulterio y al divorcio. Es de esas lecturas que te dejan el cuerpo tembloroso, temeroso por las consecuencias de estos actos, tan frecuentes hoy en día. En ese momento hasta llegas a preguntarte si la Misericordia de Dios no funciona en estos casos. Jesús es muy contundente y claro en este pasaje, y asusta un poco.

A veces siento que me baja un poquito el ánimo, esas ganas de ser feliz. Y no es porque me agobie la ELA, ¡Qué va! Suele ser porque me relajo en mi relación con Dios. Rezo menos, me distraigo en misa, me olvido de pedir y dar gracias, empiezo oraciones y no las termino porque la mente se me va. Y esto me produce desasosiego, como vértigo de alejarme de la fuente de la felicidad. Gracias a Dios es pasajero, y siempre vuelvo a sentirme a gusto, protegida por Jesús, amada de forma especial por Él. Esto os lo cuento porque creo que yo he experimentado una conversión muy gozosa de la que no quiero olvidarme, y a veces tengo la impresión de que algo me tira hacia el vacío. Es como lo que les ocurrió a los Apóstoles en el Huerto, que se quedaron dormidos, se relajaron. Pero hay una canción que en mi parroquia cantan en la comunión, que es como un cachete dado a tiempo, que me engancha de nuevo a la Verdad. Sólo quiero compartir con todos vosotros la letra: Getsemaní Quiero que mi s