Somos astutos e hijos de la Luz

La lectura de la Misa de hoy, viernes 4 de noviembre, ha sido la del administrador injusto, alabado como astuto por el amo (Lc 16,1-8). Es un pasaje siempre complicado de entender y el sacerdote lo ha relacionado brillantemente con Jesús, porque Él es el que condona todas nuestras culpas, muriendo en la Cruz. 

Confieso que me cuesta mucho imaginar a Jesús como ese administrador de la parábola, ya que, a diferencia del protagonista, Jesús es siempre honesto y bueno y eficiente en sus trabajos, nunca negligente.

Entonces, rezando, el Espíritu Santo me ha dado una luz que quiero compartir. 

Casualmente, aunque nada es casual, en una conversación con mi padre recordé que durante esta semana podía ayudar a obtener indulgencias plenarias por almas difuntas del purgatorio. Tenía que visitar el cementerio y rezar por un alma y luego cumplir con lo habitual de las indulgencias: confesarme, comulgar y rezar por el Papa. 

Le propuse a Alejandro hacer esta obra de caridad y estuvo de acuerdo.
 
Hoy he visto cómo Alejandro y yo éramos, de pronto, ese administrador injusto que merece por sus propias culpas ser echado fuera y, sin embargo, le quitamos la deuda completa a un deudor de nuestro Señor. He visto que ese deudor intercederá por nosotros para ser acogidos en su nueva casa, el Cielo. Y es más, el Señor alaba nuestra astucia y nos premiará incluso, por ser hijos de la Luz.

Comentarios

  1. Que gusto da escucharte Agueda. Siempre me despiertas mi neurona dormida, para como sumar en cada momento... Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Águeda que esperanzador, qué razón tienes.Me ha gustado mucho la reflexión

    ResponderEliminar
  3. Perfecta explicación.

    ResponderEliminar
  4. Preciosa reflexión. Creo que está excelentemente aplicada. Gracias Águeda por compartir y éste mes se nos da la gran oportunidad de orar de un modo especial por la Iglesia purgante.

    ResponderEliminar
  5. Hola Águeda.
    Me encanta verte ....aaaaaaaa voy a tu otro texto. LO ECHO DE MENOS

    ResponderEliminar
  6. Hay una explicación a mi modo de ver. La usura estaba prohibida, entonces tan sinvergüenza es el criado como el amo. La parábola no va de quién es justo, sino quién se maneja mejor en sus asuntos y qué mejor asunto que nuestras almas y su salvación.
    Así que viene al pelo el asunto de las indulgencias: lucrar con atajos que nos muestra la Santa Madre Iglesia. Sin la Gracia y sin atajos no podemos, así que hay que agarrarse a todo los que el buen Jesús y su Madre nos ofrecen.
    Un beso Gal

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Gal, También es una buena explicación de la parábola, ahí está lo bueno de la palabra de Dios. Que nos habla a cada uno según esté su corazón

      Eliminar

Publicar un comentario

Cualquier cosa que me puedas aportar me gustará y la sabré aprovechar. Adelante!
Debido a varios ataques de spam a mi blog he tenido que activar la verificación de palabras para poder incluir un comentario. Siento las molestias.

Entradas populares de este blog

Ha llegado el momento

Hacerme nada

Apóstol del sufrimiento