El ser con el que basta con estar


Hace unos días hemos dado una charla a un numeroso grupo de jóvenes de Hakuna. 

Es verdad que ya no estoy para muchas charlas, y si lo hicimos fue porque nos lo pidió nuestra hija. ¡Qué no hacemos los padres por nuestros hijos! Estuve todo el día en silencio para ahorrar energías y poder hablar los quince minutos que hablé. Un enfermo de ELA que ya murió decía: "ya no puedo, pero aún puedo". Me encanta la frase y define maravillosamente lo que vivimos muchos enfermos. Ya no puedo dar una charla, pero, ni sé cómo, aún puedo. 

No voy a repetir en este post lo que contamos, de eso ya se encargó Alejandro enviándolo a todos los grupos de WhatsApp (cómo le gusta, madre mía 🤔). Yo me lanzo y, superando mis complejos, os comparto el YouTube:

https://youtu.be/MSzAN_2pvlc

El post no es para esto, sino para compartir algo que, a raíz de esta charla, he visto con fuerza en la oración de los días siguientes. 

El título de la charla, "No es lo que hacemos sino lo que somos" era fruto de una conversación con mi querido director espiritual, y venía a significar que no se trataba de hacer un montón de cosas, sino de ser yo en lo que pueda hacer, por poco que sea. En aquella conversación él zanjó con "te basta con estar". 

Hay muchísima enjundia en estas dos frases y dan para meditar días. Pues añado una tercera: "la que es siempre está", que me dedicaba con frecuencia y generosidad mi queridísimo P. Francisco Cano Manrique para alabar la belleza y elegancia (¡pero qué encanto!).

Ese ser, ese estar, esos dos verbos me han hecho pensar que no vale cualquier ser para que baste con estar.

Al día siguiente de la charla, finalizó el curso al que asistíamos Álex y yo sobre la Eucaristía. Lo daba José Pedro Manglano, fundador de Hakuna. Fue una maravilla; habrá para mí un antes y un después en mi forma de vivir la Misa. 

En esa última sesión, hablando de que Dios actúa en la Misa, dijo que Dios actúa y "me convierte en lo que soy". San Ignacio de Antioquia les decía a los primeros cristianos: "conviértete en lo que eres". 

Ese eres, ese soy, es el ser con el que basta con estar. Y llegamos a ser lo que somos dejándonos transformar por Dios en la Misa.

Para que baste con estar y no importe lo que haces, hay que ser aquel que Dios desea, que es tu auténtico ser.

Por favor, leed el libro "la Misa: el beso de Dios. Entrar desde la afectividad" de José Pedro Manglano. Os abrirá los ojos.

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Comentarios

  1. Sí, Águeda estás presente con nosotros, y sé que siempre lo estarás. Acercando el Reino de Dios a los que tienen ojos para ver.

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