Asombro

 Artículo originalmente publicado en Jóvenes Católicos

El Magníficat (Lc 1,46-55) es un canto de alabanza a Dios que nace del asombro ante la grandeza y a la vez cercanía de Dios. 

"Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí", esta parte es una maravilla de humildad.
Aunque pueda parecer arrogante si se mira superficialmente; pero no puede serlo porque María no tiene mancha.

Es reflejo de su humildad perfecta. La mayoría de nosotros ante el deseo de ser humildes, pero estando aún muy llenos de soberbia, en la misma circunstancia que María nos lo callariamos, no vayan a pensar que somos soberbios; o lo anunciaríamos pero dando toda clase de explicaciones para que se vea que "somos humildes". María, sin embargo, con toda la humildad y sencillez del mundo, proclama una verdad profética sin adornos: que será felicitada por todas las generaciones; como de hecho la Iglesia se ha encargado de cumplir.

Ella, llena de asombro por no merecer nada y haber recibido tanto, proclama la grandeza de Dios, proclama simple y llanamente la Verdad. Como decía Santa Teresa de Jesús: la humildad es andar en verdad.

Esto del asombro me traslada a otro pasaje del Evangelio donde puede parecer que hay arrogancia pero no.

Cuando Jesús con doce años dice a sus padres que si no sabían que él debía estar en las cosas de Su Padre, después de haberse perdido tres días (Lc 2,41 y ss.).

Me parecía arrogancia aunque sabía que no podía serlo, pero ahora veo que es asombro nada más. En su inocencia no comprendía cómo sus padres no estaban al tanto de las implicaciones de su misión en este mundo.

El asombro me parece una actitud totalmente ligada a la inocencia y humildad. Quien no es capaz de asombrarse es porque está de vuelta de todo, no espera nada. Camina por la vida con amargura y de todo tiene un prejuicio.

Sin embargo el que se asombra está abierto a la novedad, a recalcular su ruta porque siempre espera algo mejor. Vive con alegría e ilusión y siempre se deja sorprender. El asombro me parece que encaja perfectamente con lo que Jesús le dice a Nicodemo: "Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu" (Jn 3,7-8). Quien se asombra puede nacer de nuevo.

Señor, dame la capacidad de asombrarme en cada momento de mi vida. Esto le pido hoy a Dios, que sea capaz de nacer de nuevo, de dejarme guiar por el Espíritu.

Comentarios

  1. El asombro en el asombro!!
    Águeda no hay nada más que una!!

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  2. Qué maravilla de reflexión sobre el Asombro y la Humildad! Tú sí que has sabido asombrarte y volver a nacer del Espíritu! Gracias por todo lo que nos das!😘😘

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    1. Gracias a ti, Isabel 😚😚 que Dios te bendiga 🙏🏼

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  3. Con un corazón como el de Jesús aprenderemos a asombrarnos!!
    Gracias por tus reflexiones!!

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  4. Quien se asombra... puede nacer de nuevo. Ahí es todo. Que seamos capaces de ser niños para celebrar cada don recibido. Tenga la circundtancia que tenga... (me temo que es en las circunstancias en donde nos despistamos del todo...)

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    1. Tienes razón, en las circunstancias difíciles huimos de la cruz y dejamos de poder hacernos como niños

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    2. Y en las circunstancias alegres, también, porque no las agradecemos pensando que son un regalo, no las recibimos como niños... como adultos creemos que es un derecho (a ser feliz) propio, es de justicia o simple soberbia (porque yo lo valgo). No vemos el don que es la alegría por nuestra mirada soberbia. Ni en las circunstancias alegres la altivez nos deja ver qie es un regalo.
      #sentirgratitud por cada circunstancia... y si duele #abramoselalma ¡Hay tanto que descubrir... a pesar del miedo!

      Gracias Águeda.

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    3. A ti Ana, siempre me aportas mucho

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  5. Hola querida Agueda!! Justo cuando escribes sobre el asombro, acabo de leer esta maravilla que te comparto.

    Estas fueron las visiones de la Anunciación relatadas por la beata Ana Catalina Emmerick.
    La Virgen María cubrió su rostro con el velo y juntó las manos frente al pecho. Así la ví mucho tiempo, orando con ardor: invocaba la redención, la venida del rey prometido a Israel, imploraba tambien tener parte en tal misión. Permaneció largo rato de rodillas, arrebatada en éxtasis. Entonces del techo de la habitación bajó una masa grande de luz y en medio de esa luz, vi un joven resplandeciente, con flotante rubia cabellera. En su modestia no llegó a mirar al angel, quien continuó hablandole. Entonces, y como quien obedece una orden, María dirigió su mirada hacia Él, levantó un poco el velo y le respondió. El angel volvió a hablar. María alzó totalmente el velo, miró al angel y pronunció las palabras sagradas: "He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra". En ese momento observé la aparició alada del Espiritu Santo, su luz irradiaba hacia ambos lados. Semejantes a alas, tres torrentes luminosos partian de allí para juntarse en el costado derecho de la Virgen Santisima. Cuando esta irradiación la penetró, ella misma quedó resplandeciente. Luego el angel desapareció: Lluvia luminosa de la que habia salido dejó de ser visible. Era como si el cielo hubiese aspirado y aquel fulgor se hubiese recogido en su seno.

    Acaso no es digno de asombro las maravillas de Dios. Cuanta dicha nos espere cuando nos reciba en su reino. Que seamos dignos de participar de su gloria. Un abrazo niña mimada por Dios...Ely Izquierdo de México.

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    1. Muchas gracias Ely, es asombroso y maravilloso ese relato de la anunciación

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