No hay mal que por bien no venga

Este refrán empieza a resultarme enormemente útil en mi vida. Me lo digo constantemente. ¡Es más! Me lo dicen los de alrededor también.

Ciertamente a nuestro alrededor, cada vez ocurren más cosas "malas". Las enfermedades de nuestros familiares, de los familiares de nuestros amigos, las muertes de otros familiares y de otros familiares de nuestros amigos, nuestras propias enfermedades, los hijos adolescentes que se meten en problemas, que se transforman en vagos, los amigos que se separan, los amigos que se quedan en el paro, todo ello va siendo tremendamente frecuente en nuestras vidas.

Pero en realidad no es más que la vida misma. No son "cosas malas", sino lo que se espera que pase en la vida. Y he aquí el problema. Nadie esperamos lo que se ha de esperar. Por eso todas estas cosas están clasificadas como "malas".

Mi postura ante estas "cosas malas" es tratar de concentrarme, con voluntad pro-activa, en todas las "cosas buenas" que traen estas "cosas malas". Sí, sí, he dicho bien. Estas "cosas malas" nos traen muchas "cosas buenas", aunque a veces resulte difícil verlas, ahí están, y aunque a veces tarden en llegar, llegan.

Por ejemplo, cuando alguien cercano enferma gravemente, lo primero que pensamos es en la "injusticia" de algo así, en la de cosas que no va a poder hacer, lo que va a sufrir....Lógicamente vemos todos los infortunios que sin duda trae una enfermedad. Pero si hacemos un esfuerzo por ver las cosas buenas, nos sorprendemos diciendo cosas así: "¡Hay que ver, que tiene que pasar algo así para que nos reunamos todos y disfrutemos juntos, como hacía años!", "¿Has visto cómo papá se vuelca con mamá, la de atenciones y cariños que hacía siglos que no hacía?". Y realmente llegamos a sentirnos felices con algo triste. Y es más, el que enferma también se sentirá feliz de ser el artífice de tantas alegrías; incluso podría mejorar su salud, si se siente así.

Yo tengo mi propia vivencia en este sentido. Me han pasado cosas malas en la vida, como la muerte de mi madre, después de padecer un cáncer de pulmón muy agresivo, que la llegó a transformar incluso físicamente. Aquello fue doloroso, pero recuerdo que ella so volvió mucho más cariñosa, lo cual agradezco muchísimo, también me acercó a mis hermanas, considero que mi padre también mejoró en muchos aspectos (no los digo para no molestarle). "No hay mal que por bien no venga"

También he sufrido un impacto brutal en mi vida, cuando me dijeron que tenía ELA. Os podéis imaginar cómo me sentí: se me vino el mundo encima, me iba a morir pronto, ahogada, iba a transformar radicalmente la vida de mi familia, de mis hijos....pero todo es para bien. De verdad lo digo, no sé cuánto sufriré, pero estoy feliz de lo unida que me siento a mi marido ahora, de lo que disfruto con cada segundo con mis hijos, de las demostraciones de cariño por parte de mis amigos. Son muchísimas "cosas buenas" que siento y me hacen feliz. "No hay mal que por bien no venga".....aunque en este caso me gusta más: "Dios escribe recto con renglones torcidos"

Hay situaciones muchísimo más difíciles en la vida y también muchísimo menos graves. En todas ellas se puede hacer el esfuerzo de ver lo positivo. Estoy segura de que si hacemos ese esfuerzo, conseguiremos ser más felices, a pesar de los disgustos, y conseguiremos hacer realidad el refrán.

Esta entrada se la dedico a mi amiga y compañera de pádel Laura, porque ella me la ha pedido, y porque seguramente le ayude un poquito. Besos y hasta la próxima entrada.