Educar la trascendencia

Niños
Hace unos días he asistido a una charla sobre cómo orientar a los hijos en el vestir que ha sido muy interesante. Y lo cierto es que he aprendido cosas importantes. Pero lo que yo extraigo de este curso, y de muchos otros que he hecho, sea cual sea el tema educativo que se trate, es que la educación resulta infructuosa cuando no se ha prestado atención a una cuestión básica, diría incluso que suficiente. Es lo que yo llamo educar la trascendencia. Parece que no tenga nada que ver, pero en mi caso siempre desemboco en este tipo de cuestiones. Ya puedo tratar de inculcar el orden, la decencia, la responsabilidad, no digamos la generosidad, el esfuerzo...todo necesita de una base sólida y previa.

Para mí, esa trascendencia empieza por saber que las personas no somos sólo animales, que tenemos unas cualidades exclusivas en la naturaleza que nos hacen, por alguna razón, especiales. Desde mis convicciones, creo que esa razón, es el Amor de Dios. Estas cualidades son:

  • La inteligencia que nos lleva a buscar la verdad de las cosas
  • La voluntad que necesitamos para querer buscar esa verdad
  • La libertad que nos permitirá elegir bien en función de esa verdad
  • Y por supuesto el Amor, que nos impulsa hacia afuera, a querer elegir ese bien por los otros, no por nosotros mismos
Las cuatro están íntimamente relacionadas. Estas cuatro cualidades que tenemos desde que nacemos, pero que se van completando con el crecimiento, son las que permitirán a nuestros hijos comprender el porqué de los argumentos que les tratemos de inculcar, para que los hagan suyos.

En mi caso, creo que para poder utilizar bien estas cualidades, y completar esta educación de la trascendencia, es necesario transmitir el mensaje de un ser superior que nos ama como somos y espera de nosotros que le correspondamos. Así puedo grabar a fuego en sus mentes la idea de que existe un bien que hay que buscar y desear porque es bueno para nosotros y para el resto de la humanidad. Y ese bien es lo que nos acerca a Dios. Ésta es la base para construir todo lo demás.

Así cuando nos enfrentemos al tema de la ropa y les digamos a nuestros hijos que lo importante es el ser y no el parecer o tener, estará cimentado en algo que ellos ya saben y es que la belleza está en su interior y es ésa la que deben buscar en ellos mismos y en los demás. Y cuando les hablemos del respeto al prójimo, la decencia en el vestir, entenderán que provocar disgustos o enfados a personas que nos rodean no es buscar el bien y es un mal uso de la libertad.

Bueno, esto es lo que yo creo. Pero no digo que sea fácil, ni que yo lo haya hecho así de perfecto. Si no me hubiera equivocado, no habría hecho esta reflexión. Pero pienso que nunca es tarde para volver a empezar, para retomar las riendas de la educación. Costará más, pero hay que confiar, porque todo es posible.

Advertencia: Como yo todavía no he acabado con la tarea de educar, no tengo pruebas del éxito de mis técnicas y además, como he dicho antes, no siempre sé aplicar mi propia receta. 

Comentarios

  1. Mi querida amiga, hacía mucho que no "pasaba por aquí"... De hecho, como siempre que lo hago, me he leído los 3 últimos posts... Siempre voy con un mes de retraso!!! Si embargo, siempre que puedo dedicar una mañana a leerte o leer a otros (un lujo asiático poco valorado en nuestros días eso e tener una mañana para cuidar el cuerpo y el alma en los tiempos que corren!!), me quedo el resto del día con un eco permanente de paz y reflexión, y con una sonrisa en la cara como el que está "en otro sitio". Es como un día repleto de ideas sentimientos que puedo retomar en cada paso, con cada persona... Todo me interesa, porque todo me hace tanta falta!!! Hoy he leído sobre tus jornadas en Burgos, y me emociono como siempre por lo que nos dices y sé, y porque te tengo bien cerquita, y siento esa admiración por tí. También he leído ese chafe, por sentir que otros no entiendan o reciban lo que vives como tu quisieras transmitirles...y se que eres libre y sincera con lo que vives, así que, sólo quiero yo también "regalarte una sonrisa" (te dejo que lo pongas tú bien, para que sonrías mientras lo escribes....). Y de la educación, además de decir lo sumamente de acuerdo que estoy contigo, no voy a decir más!!! Puff, lo que me queda, y la de conversaciones que espero, seguiremos teniendo al respecto!!! Te doy de nuevo las gracias por este poso que hoy me dejas, porque es un regalo que tinta el resto de mi día.. Le doy gracias a Dios por tenerte tan cerca, y te mando un millón de besos, que completaría con un emoticono si no fuera informáticamente negada.... Muuuuuaaaacckkk!!

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    1. Mi querida Amiguísima, me encanta que me leas a borbotones, porque me dejas comentarios sustanciosos. Me da mucha alegría que mis escritos te dejen ese regusto de paz y reflexión. Me encanta que lo que escribo para clarificar mis ideas suscite reflexiones que además me ayudan mucho y completan mis propias reflexiones. Es como un círculo perfecto. #TeRegaloUnaSonrisa y un beso gigante :))

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  2. Hola Águeda.

    Como tu hijo mayor acaba de recibir el sacramento de la confirmación, él debe de tener fresco el asunto de los dones del Espíritu Santo, a saber, sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

    (http://www.corazones.org/espiritualidad/espiritu_santo/dones_espiritu.htm).

    Creo que tu entrada puede estar muy relacionada con la acción del Espíritu Santo.

    Saludos.

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    1. Querido Fernando, realmente la educación de los hijos como yo la veo, ha de estar inspirada por el Espíritu Santo, y si es así y te dejas guiar, seguro que dará buenos frutos. Esos dones que transfiere el Espíritu están, como tú bien dices, muy relacionados con lo que he escrito. Mil gracias por completar y mejorar mi reflexión con este tema del ES que me parece fundamental. Un beso y #TeRegaloUnaSonrisa :))

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