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Mostrando las entradas etiquetadas como oración

Y yo lloraba con Él

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¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz!  Qué tristeza siento por las lágrimas de Jesús ante Jerusalén (cf. Lc 19,41-44). Él llora porque los elegidos por su Padre no le han reconocido y no tendrán paz, la paz verdadera, la que sólo Dios puede dar. Y yo siento tristeza porque 2000 años después seguimos igual. Y no sé qué puedo hacer además de rezar. Conozco personas que no sólo están ciegas a quien les puede dar la paz, sino que se sienten acorralados, sitiados, por las circunstancias, los dolores, sus vidas vacías y sin más sentido que sobrevivir. Sus vidas están destruidas porque les falta Cristo.  Ayer frente a Jesús en la custodia pensé que Él aún lloraba y yo lloraba con Él. 

Una Palabra muy actual

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Hoy voy a contar algo que parece una crítica -hay mucho de crítica, y no me hace mucha gracia-. Pero lo voy a contar porque quiero hablar de dos cosas que me parecen oportunas para este blog.  El Evangelio de hoy es el de la parábola del juez injusto que Jesús cuenta para enseñarnos la importancia de orar sin desfallecer. Lo puedes leer en Lc 18,1-8. Lo primero, la crítica. Cuando dice: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres" Yo he saltado como un resorte porque en mi mente ha aparecido la nítida imagen de nuestro presidente. ¡Qué perturbador!  Bueno, aunque la imagen se ha quedado tercamente impresa en mi pensamiento, también al instante he dibujado una sonrisa pensando que la pobre viuda eran mis compañeros de ELA, tenaces como nadie, luchando por sacar adelante la tan esperada Ley ELA.  "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga vinie...

Mi morada

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En otra ocasión hablé ya de esa oración que rezo a diario y que fue tomada de la consagración al Inmaculado Corazón de María con las meditaciones de Medjugorje. En esa oración rezo al final:  "Ayúdame, oh María, en hacer tu corazón más conocido cada día" Siempre tengo la impresión de que no soy fiel a este propósito, aunque mi anterior artículo esté también dedicado a Ella. Pues Dios ha querido que mi oración de la Misa de la festividad del Pilar haya estado mayormente dedicada a su madre. Y lo voy a contar, no porque crea que es original -seguro que no lo es, porque todas las lecturas de la liturgia están elegidas por Ella-, sino porque va de Ella, y quiero rendirle un modesto homenaje. No voy a hablar del Evangelio de ese día; no estaría a la altura de los millares de sacerdotes que hablaron sobre él en cada Misa. Mi oración se centró en el salmo, el 27(26), y concretamente en los versículos 4b-5. gozar de la dulzura del Señor,  contemplando su templo. Él m...

Le hemos dormido

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En la misa del otro día se proclamó el Evangelio en el que Jesús duerme en la barca en medio de la tempestad (cf. Mt 8,23-27) y los discípulos están -estamos- atemorizados. Para mí que Jesús se duerme en la barca porque no le tenemos en cuenta, no contamos con Él. Cuando creemos que todo va bien en nuestra vida porque todo va saliendo como habíamos previsto, suele ocurrir que empezamos a hablar menos con Jesús, a acompañarle menos veces y menos tiempo en el Sagrario y claro, Jesús se duerme y parece que no está. Así ¡cómo no vamos a tener miedo!.  Hemos cambiado la fe en Jesús por la seguridad en nosotros mismos. Es lógico tener miedo cuando se nos empieza a desmoronar la torre de Babel de nuestras seguridades y autonomía. ¿No aprenderemos de una vez que nada podemos sin Él? Y si algo podemos no es más que una ilusión que tarde o temprano se desvanece. Pero Jesús, aunque no lo parezca, está con nosotros. No está dormido, le hemos dormido. Lo mínimo que podemos esperar e...

Desapego

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El pasaje del ciego de Jericó, Bartimeo, me ha mostrado un detalle que ahora me parece llamativo pero en el que nunca había recaído, o si lo hice no lo recuerdo. Por supuesto que el reclamo de este pobre hombre al borde del camino me enseña mucho sobre cómo debe ser la oración: sencilla, confiada e insistente. Pero lo que me ha llamado la atención es, primero, que estaba pidiendo limosna a la multitud de gente que estaba pasando por el camino y segundo, que cuando Jesús le llama suelta el manto y va de un salto. Yo supongo que este ciego sólo tendría para comer lo que pudiera sacar ese día de las limosnas; y prometía ser un gran día porque pasaba bastante gente acompañado a Jesús (Mc 10, 46-52 • "En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente"). Y deja de mendigar para hacer su oración dirigida a Jesús que pasa. Ante la posibilidad del encuentro con Jesús, prescinde incluso del alimento más básico. Me recuerda a Francisco de Asís e...

Mi sicomoro

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  artículo originalmente publicado en  Jóvenes Católicos Me siento llamada a ser como María la hermana de Marta y Lázaro. Mi papel de enferma de ELA me une fuertemente a una vida orante, o al menos es lo que cabría esperar. María es el modelo al que me gustaría parecerme. Me gustaría, pero me falta mucho. María, embelesada, escucha al maestro y nada distrae su atención, ni siquiera el jaleo de fuentes, jarras y platos de alrededor, ni el volumen de las órdenes de Marta para que todo fuese perfecto. (cf. Lc 10,38-42) Yo, sin embargo, estando también rodeada del barullo de una casa llena de vida, no consigo centrar mi atención nada más que en Jesús. Pocas -demasiado pocas- son las veces que logro tener todos mis sentidos entregados a la oración estando en casa.  Los jaleos que me distraen de la oración muchas veces vienen de alrededor: las preguntas de mis hijos, sus cariños y los de mi marido, la música, los cacharros de la cocina, las películas en familia; tod...

Jamás permitas que me aparte de Ti

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En la misa, cuando el sacerdote va a pronunciar “este es el Cordero de Dios que quita el pecado del Mundo, dichosos los invitados a la cena del Señor” y nosotros respondemos “Señor yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme” se arrodilla y pronuncia una oración en bajito que nunca he llegado a oír. Sólo he captado a veces el final y dice “…y jamás permitas que me aparte de Ti”.