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Mostrando las entradas etiquetadas como paz

Ver de verdad

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Estaba pensando escribir sobre cómo se ha transformado mi cara; cómo me veo de mal, con la boca abierta la mayor parte del tiempo; a mí me recuerda a doña Rogelia, la de Mari Carmen y sus muñecos; diréis que soy una exagerada, es cierto, exagero, tan fea no soy; pero para alguien tan presumido como yo es muy duro el deterioro. Sin embargo esto es sólo como yo me veo, no como me ven los demás. Así que voy a escribir sobre cómo me ven los demás. Algunos me verán igual de fea que yo; pues tampoco voy a escribir sobre ésos porque se quedan en la superficie y para eso ya me analizo yo.  Los otros, los que cuando me ven me dicen qué guapa estoy y no lo dicen por cumplir -eso se nota-, miran el interior. Lo sé porque yo misma miro de esa forma cuando miro a mis compañeros de ELA. No miran los rasgos físicos; atraviesan esa capa de fealdad y se fijan en la alegría y las ganas de vivir a pesar del sufrimiento. Supongo que también ven algo de la luz del Espíritu que ilumina mi vi...

Y yo lloraba con Él

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¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz!  Qué tristeza siento por las lágrimas de Jesús ante Jerusalén (cf. Lc 19,41-44). Él llora porque los elegidos por su Padre no le han reconocido y no tendrán paz, la paz verdadera, la que sólo Dios puede dar. Y yo siento tristeza porque 2000 años después seguimos igual. Y no sé qué puedo hacer además de rezar. Conozco personas que no sólo están ciegas a quien les puede dar la paz, sino que se sienten acorralados, sitiados, por las circunstancias, los dolores, sus vidas vacías y sin más sentido que sobrevivir. Sus vidas están destruidas porque les falta Cristo.  Ayer frente a Jesús en la custodia pensé que Él aún lloraba y yo lloraba con Él.