La oleada del glaciar

Llevo mucho tiempo sin escribir y es porque me estaba ralentizando. Me sentía como que ya lo había dicho todo. Si volvía a escribir, me iba a repetir; y eso me frenaba. Mi vida se había estabilizado y, gracias a mi amiga Carmen, había podido entrar en una fructífera rutina de Rosario y misa diarios, clase de Teología y clase de Biblia semanales. Realmente me sentía bien, disfrutaba de mi aparente quietud.

Pero la realidad es algo diferente. Cuando te mueves muy despacio crees que no avanzas, pero sí lo haces. Es como un glaciar. Si te quedas mirándolo, no lo verás avanzar, pero te sorprendes cuando te dicen cuánto ha avanzado en un año. Si hubiera mirado con amplitud quizá habría podido escribir algo, pero tenía la impresión de que nada había cambiado en mí y por tanto ¿Qué iba a contar? ¿Que mi mano derecha en una escala de 0 a10 está en 1, que la izquierda en 6, y que ambas piernas tiemblan, y no consiguen alzarme en un peldaño de cierta altura? ¡Pues vaya rollo! ¡Muy poco interesante!.

Me he dado cuenta de lo avanzado en mi vida gracias al shock más fuerte que he experimentado, después del diagnóstico de mi ELA. Sí, he vivido un repentino avance del glaciar, lo que se llama una oleada, como he leído por ahí. Si hubieras estado mirando, lo habrías visto. El terremoto ha sido mi peregrinación a Medjugorje en Bosnia-Herzegovina (se pronuncia Medyugorie para los que nunca han oído hablar de esto).

Necesitaré tiempo y varios post para poder expresar lo que ocurre y me ha ocurrido allí. Y de hecho no me comprometo a contarlo, porque es complicado. Ahora, y como avanzadilla, sólo diré que nunca había sentido tanta paz.

Imagino que los que nunca han oído hablar de este lugar, lo buscarán en Internet y pensarán cosas diversas. Es igual, yo os cuento el escenario como yo lo he entendido. En este lugar dicen que se aparece la Virgen desde el 24 de junio de 1981 a 6 videntes, que entonces eran adolescentes. En ese año, en la antigua Yugoslavia, comunista, era complicado todo lo relacionado con la práctica religiosa. Más aún, con un fenómeno extraordinario en el que estaban implicados la Santísima Virgen María y 6 chavales que vivían en un pueblucho de 400 habitantes, entre montañas, y en un régimen comunista, que jamás habían oído hablar de apariciones de la Virgen tales como Fátima o Lourdes. Pero esos chicos y chicas tan humildes, no se echaron atrás ni cuando los comunistas los acosaron, ni cuando la terrible guerra de la ex-Yugoslavia estalló.

La Iglesia católica no se puede pronunciar a favor de este fenómeno, ya que a fecha de hoy no han cesado las apariciones en su totalidad. Pero, desde el Vaticano tampoco las han rechazado. Yo sí creo en su autenticidad.

Los peregrinos que ya han visitado este lugar superan los 40 millones en estos treinta y tantos años. Y el número de conversiones es incalculable. También ha habido sanaciones físicas (más de 500), pero esto no es lo característico.

Este es el principio, espero, de varios artículos que escribiré tratando de contar mi experiencia. Y con ello quiero transmitir, independientemente de que creas o no en las apariciones, que si supieras cuánto te quiere la Virgen llorarías de gozo. Y que lo que la Virgen desea es acercar a cada alma a su hijo Jesús, y que así se pueda cumplir la voluntad de Dios, que es tener el amor de cada uno de nosotros. Él nunca dejará de esperarte y de darte oportunidades de volver a Él.