Directamente al Cielo

El otro día pasé una tarde fascinante con mi marido, unas amigas y cientos de personas que queríamos escuchar y conocer a María Vallejo-Nágera, además de unirnos en oración por las "benditas almas del purgatorio".
Y aunque salí muy contenta y enriquecida con lo que allí oímos y vivimos, no puedo evitar reconocer un ligero sentimiento de inquietud.
Seguro que pensáis que mi inquietud se debe a lo escatológico del tema, a mis miedos a condenarme o a las leyendas oscurantistas de los espíritus atrapados en esa especie de "nada" o de fuego. Pues no es eso. Mi inquietud surge porque me da la impresión que la mayoría de los católicos pensamos que esto del purgatorio es un cuento chino, y lo pensamos porque, en un afán de buenismo comprensible, preferimos acoger la idea de que todos vamos directamente al cielo. Y con ello estamos privando a nuestros difuntos de liberarse de ese purgatorio.

Es igual que lo de pensar que no hay infierno o que está vacío; como no existe o es imposible ir, no tengo que preocuparme demasiado. Pero esto del purgatorio me parece aún más perverso, porque nos creemos bondadosos y caritativos al hacer como que no existe, y las almas que necesariamente han de limpiarse para recibir toda la Gloria del Cielo, se ven privadas del mejor remedio para ser liberadas: nuestras oraciones y sacrificios.

El purgatorio es dogma de fe. En la Biblia hay muchas referencias implícitas al purgatorio, aunque no se le ponga nombre; tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Por ejemplo en 2M 12, 46 "Por eso, encargó un sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran liberados del pecado." Y también en 1Co 3, 11-15 "Pues nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo. Y si uno construye sobre el cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada cual quedará patente, la mostrará el Día, porque se revelará con fuego. Y el fuego comprobará la calidad de la obra de cada cual. Si la obra que uno ha constrido resiste, recibirá el salario. Pero si la obra de uno se quema, sufrirá el castigo; mas él se salvará, aunque como quien escapa del fuego." Aquí lo tenemos, podemos hacer miles de interpretaciones, pero la Iglesia ya lo tiene requeteestudiado y ya se ha pronunciado. La Madre Iglesia, mi Madre, dice que el purgatorio existe, así que yo no lo discuto y para mí existe.

Lo cierto es que esta inquietud es bastante egoísta porque estoy pensando en mí. Si cuando yo me muera todos van a pensar, en el mejor de los casos, claro: "cómo ha sufrido con su ELA", "cómo ha sobrellevado sus angustias", "ha sido muy buena enferma", "ha sido muy buena", etc. nadie va a rezar, ni va a ofrecer misas para que pueda pasar rápido del purgatorio al Cielo. Y amigos, yo quiero ir al Cielo, quiero alabar a Dios junto a todos los Santos y estoy muy lejos de ser Santa. Os aseguro que cada día de mi vida voy a tratar de ganarme el privilegio de ir derecha al Cielo, trataré de construir en oro sobre el cimiento, pero que nadie lo dé por hecho, por favor. De igual forma yo me comprometo aquí a rezar ya, cada día, por las almas del purgatorio, por mis familiares difuntos, por los de la familia de mi marido, por los amigos difuntos. Y os ruego a los que me leéis que hagáis lo mismo. Y si alguno muere antes que yo, que cuente con mis oraciones para sacarle del purgatorio. Muchas gracias.

Comentarios

  1. Tienes muchísima razón Águeda. Y no es algo en lo que tenga el cuidado que se merece. Yo también quiero. Y lo hago poco, poquísimo por mis seres queridos ya fallecidos. Gracias por recordármelo.

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    1. Hola Pilar! Me alegra muchísimo haberte recordado este asunto y estoy segura que a partir de ahora no lo olvidarás y con ello rescatarás muchas almas que intercederán por ti, inmensamente agradecidas. Un beso y QDTB!

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  2. Hola Águeda. Estoy de acuerdo contigo.

    Estos temas escatológicos - el purgatorio, el infierno -, son asuntos muy espinosos.

    El problema está en que nos situamos en el infinito, en la enternidad.

    ¿Cómo se puede medir/cuantificar las cosas en este contexto?, ¿cómo se puede, por ejemplo, esperar a que algo NUEVO ocurra en la etenidad - como por ejemplo, que estando en el purgatorio nuestros parientes logren sacarnos con sus oraciones - cuando allí no rige el tiempo?.

    Hay que admitir con humildad que nuestra mente nunca estará preparada para comprender.

    Hemos de tener verdadera fe en la Trinidad y en las enseñanzas de la Iglesia. Hemos de admitir que no podemos resolver nosotros solos los enigmas que nos plantea el infinito.

    Sólo desde la fe, el amor, y el corazón, con total humildad, podremos tener alguna respuesta preliminar.

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    1. Pues nuevamente estamos de acuerdo, Fernando. La eternidad se nos escapa a nuestras pequeñas mentes, y reconocer esto con humildad, así como acoger las enseñanzas de la Iglesia de Jesús con la misma humildad, nos permite enfrentar esta vida con maravillosa esperanza. Gracias por leerme y por querer debatir conmigo. Besos.

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