Lo que dijo Francisco

Estos días se ha celebrado la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. La he seguido con interés ya que es un acto de mucha repercusión, pero sobre todo porque mi hijo Miguel ha estado allí. Desde España se vive a ratos, pero para mí, los momentos en los que he escuchado al papa Francisco hablar han sido emocionantes, porque sus mensajes me han calado muy dentro y han conseguido que esos ratos aislados se hayan prolongado hasta juntarse con el siguiente. No puedo ni imaginar lo que habrán supuesto para mi hijo.


Quiero reunir aquí los mensajes con los que me he quedado, para que no se me olviden y porque los considero el "manual" del auténtico cristiano. Este papa es genial, como dice mi hijo, es cercano, habla con sencillez y no se pierde en detalles. Llega al fondo, no dice nada de más ni de menos. Creo que su mensaje no es nuevo, pero remueve conciencias porque nos hemos refugiado en la comodidad de las costumbres y ritos y nos hemos alejado de lo esencial.


Lo que no debemos olvidar nunca los cristianos:

Cada viernes nos permite recordar lo que Jesús sufrió por nosotros. Haz, Señor, que nunca olvidemos lo mucho que nos amas.
Queridos jóvenes el Señor hoy los ama, no al montón, a vos, a vos, a vos, a cada uno.
Debemos estar unidos a él de una manera tan profunda como decía San Pablo: «Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí»
No hay en nuestra vida cruz, pequeña o grande, que el Señor no comparta con nosotros.
Tengan siempre en el corazón esta certeza: Dios camina a su lado, en ningún momento los abandona.
Jesús con su Cruz recorre nuestras calles para cargar con nuestros miedos, nuestros problemas, nuestros sufrimientos.
La Virgen María es nuestra Madre y, contando con su ayuda, podemos permanecer fieles a Jesucristo.
La vida cristiana no se limita a la oración, pero requiere un compromiso diario y valiente que surge de la oración.


Lo que Jesús espera de nosotros:

Cristo tiene confianza en ustedes y les encomienda su misma misión: Vayan, hagan discípulos.
El verdadero 'campus fidei' no es un lugar geográfico sino que somos nosotros. Sí es verdad, cada uno de nosotros, cada uno de ustedes, yo, todos, y ser discípulos misioneros significa saber que somos el campo de la fe de Dios.
San Pablo nos dice: "Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible". Jesús nos pide que entrenemos para estar en forma, para afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida, dando testimonio de nuestra fe. ¿Cómo? A través del diálogo con él: la oración, que es el coloquio cotidiano con Dios, que siempre nos escucha. A través de los sacramentos, que hacen crecer en nosotros su presencia y nos configuran con Cristo. A través del amor fraterno, del saber escuchar, comprender, perdonar, acoger, ayudar a los otros, a todos, sin excluir y sin marginar.
En la Iglesia de Jesús, las piedras vivas somos nosotros y Jesús nos pide que edifiquemos su Iglesia; y no como una pequeña capilla donde sólo cabe un grupito de personas. Nos pide que su Iglesia sea tan grande que pueda alojar a toda la humanidad, que sea la casa de todos. Jesús me dice a mí, a ti, a cada uno: Vayan, y hagan discípulos a todas las naciones.


Lo que debemos preguntarnos:

¿Y vos? ¿Cómo quién quieres ser? Como Pilato, como el Cireneo o como María y las mujeres de Jerusalén?
Finalmente ¿qué nos enseña para nuestra vida esta Cruz?
Hoy me gustaría que todos nos preguntásemos sinceramente: ¿en quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús? Tenemos la tentación de ponernos en el centro y creer que nosotros solos construimos nuestra vida, o que es el tener lo que da la felicidad. Pero no es así. El tener ofrece la embriaguez, pero al final, nos dominan y llevan a querer tener cada vez más sin estar jamás satisfechos.
¿Qué clase de terreno somos? ¿qué clase de terreno queremos ser? Quizás a veces somos como el camino: escuchamos al Señor, pero no cambia nada en la vida, porque nos dejamos atontar por tantos reclamos superficiales que escuchamos. Yo les pregunto ¿yo soy un joven, una joven atontado? ¿o somos como el terreno pedregoso? Acogemos a Jesús con entusiasmo, pero somos inconstantes y, ante las dificultades, no tenemos el valor de ir contracorriente; cada uno contestamos en nuestro corazón: ¿tengo valor o soy cobarde? ¿o somos como el terreno espinoso? las cosas, las pasiones negativas sofocan en nosotros las palabras del Señor.


Una vida plena como cristiano:

¡“Pon a Cristo” en tu vida, pon tu confianza en él y no quedarás defraudado!
¡“Pon a Cristo” en tu vida y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda!
Si queremos que nuestra vida tenga realmente sentido y sea plena, como ustedes desean y merecen, les digo a cada uno:
-“Pon fe”: Tu vida tendrá un sabor nuevo, tendrá una brújula que te indicará la dirección;
-"Pon esperanza” y cada día de tu vida estará iluminado y tu horizonte no será ya oscuro, sino luminoso;
-“Pon amor” y tu existencia será como una casa construida sobre la roca, tu camino será gozoso, porque encontrarás tantos amigos caminantes.
Quisiera señalar tres sencillas actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría.
Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón.  El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza.
Seamos luces de esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad. Demos aliento a la generosidad que caracteriza a los jóvenes.

Comentarios

  1. Hoy voy a ser yo quien me haga el primer comentario porque ayer volvió el papa al Vaticano y estuvo hablando con los periodistas de forma distendida. Por un lado me gusta esa cercanía, sobre todo cuando se dirige a los fieles, pero he de confesar que me asaltó una duda que dejo aquí para el debate: ¿Parte del mensaje del papa no puede estar demasiado dirigido a "agradar" a quienes reniegan de la Iglesia por su firmeza ante cuestiones controvertidas?

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  2. En este diálogo que he iniciado conmigo misma, por el momento, quiero añadir que quizá sea culpa de ciertos periodistas que parezca que el papa quiera "agradar". Quizá sean ellos los que eligen titulares a medida de sus opiniones. Cortan de aquí, pegan por allí y parece que el papa ha dicho...
    A este respecto, os cuento que he visto una entrevista al papa realizada por la televisión brasileña, y me ha vuelto a encantar la cercanía, la claridad y la naturalidad de sus palabras. Nada que objetar. Copio el link, que me ha llegado a través de mi tío Jesuíta José Ignacio.

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  3. Querida Águeda: Tu diálogo abierto en la red deja al aire la necesidad humana del amor, de sentir el amor de Dios a través de la gente, de los tuyos, de quienes te leen. Y deja también en el aire una de las reflexiones profundas del Misterio de la Fe: es el Amor de Dios a los hombres el que mueve montañas. Me refiero al rastro de amor que cada uno va dejando entre los suyos: la familia lo primero. Se trata siempre del amor. Y de eso se nos pedirá cuenta al final. Importante tema el del amor, el del amor que nuestros hijos nos vean repartir entre los nuestros. La Fe sin Amor de poco vale.
    Un beso muy fuerte, y gracias por tu entereza profunda y sincera.

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