Ni en un millón de vidas

Con alguna frecuencia tiendo a abatirme pensando en lo mal que hice muchas cosas, me asaltan las dudas sobre si el camino que voy recorriendo lo estoy haciendo recto, o si por el contrario me he saltado algunos pasos y me he cogido algún que otro atajo. Esto me pasa porque soy de por sí indecisa, aunque muchos crean lo contrario. Dudo de mí misma, de lo que realmente hice o no hice.

Todo esto es parte de mi miseria, y la mayor de todas ellas es no confiar de corazón en la Misericordia de Dios, creer que debo volver a justificarme una y otra vez por los mismos pecados, o algunos nuevos que se van destapando con el despertar y fortalecimiento de la conciencia. ¡Y esto no puede ser! No se puede vivir agarrado a un pasado inmenso, que además ya no existe para Dios. Él lo ha borrado. En el confesionario Jesús borra el pecado. Ya está.

Esta tendencia mía de abatimiento me empuja a pensar que si sigo hurgando en mis heridas, quizá algún día llegue a merecer ese Amor inmenso, infinito, sin sentido, inexplicable e indescriptible. Y no, hija, no, ni en un millón de vidas podrías merecer este misterio desmedido y desequilibrado de Amor; así que entiéndelo de una vez, mira hacia adelante, deja que se te inflame el corazón contemplando ese Amor, y agradece, agradece y agradece.

Comentarios

  1. Paz y Bien: Hola Agueda, a veces a mi también me tienta esa voz que te invita a mirar hacia atrás, mas no nos dejemos vencer, “fijos los ojos en Aquel, continúa segura y gozosa hacia la meta que El te ha mostrado, no dejes que te envuelva tiniebla ni amargura, eso no es de Dios” (sta Clara). Dios es para nosotros un eterno presente y en este presente somos cada día amados y reconciliados.
    Un beso enorme, unidas en el corazón misericordioso de Cristo.

    ResponderEliminar
  2. Paz y Bien! Hola Isabel, muchas gracias por tu comentario, me encanta la sencillez con que ves mis reflexiones. Yo me hago un cacao tremendo con mis pensamientos y todo es mucho más sencillo. Gracias por estar siempre atenta a mis escritos y por tu punto de vista, siempre certero y oportuno. Un beso :)

    ResponderEliminar
  3. Águeda no te procupes demasido - aunque creo que quizás algo sea conveniente para mantener la tensión vital, y ten confianza porque la Ley te ampara.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Fernando! Gracias a Dios, la Misericordia es muy superior a nuestras expectativas, y veo imposible que cualquier "defecto de forma" no pueda ser subsanables por Cristo ;-)
      Un beso!

      Eliminar
  4. Pues mis caros Saludos para ti Águeda. Mi nombre es Enrique. Soy de Santo Domingo, República Dominicana. Me identifico mucho contigo en lo que escribes. Sé que en realidad no sigo un camino recto. Hay muchas curvas, muchas decisiones equivocadas pero Dios me ha garantizado que puedo ser yo mismo. Claro, hace falta mucho tiempo para creer que Dios me acepta como soy. Que Díos me ama antes de cualquier iniciativa mía. Como diría Francisco, Dios nos«primerea» y nos primerea sobretodo en el amor. No necesito ganarme el amor de Dios, ya está antes. Por ello lo que cabe es un constante agradecimiento. Me gustaría escribir más pero ni quiero mandarte ni esté pequeño celular me da para más. Pero cuenta con mi compañía y oración en la comunión de los Santos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Enrique por escribirme y encantadísima de conocerte y de que podamos comunicarnos a través de la distancia. No es importante escribir mucho, sino saludarnos y darnos a entender que somos hermanos, que nuestros caminos no son tan distintos unos de otros y que siempre podemos contar con la oración. Gracias por ofrecerme tu compañía y oración, cuenta tú también con las mías. Un abrazo y una sonrisa. :))

      Eliminar
  5. Querida Águeda: El tema que planteas es tan complejo como simple. Quiero decir que, como si fuera un puzzle, los seres humanos andamos perdidos buscando la ficha del Amor que es sin duda la clave para completar la imagen del puzzle. La enseñanza de Jesús en cuanto al Amor se puede decir que es "simple": Amar al prójimo. Es decir, daremos cuenta del amor que hayamos comparido con los demás. Segura estoy de que en tus vivencias hay mucho amor compartido. Busca en tus recuerdos el amor que has prodigado y ponlo en valor. El pasado, el presente y lo que reste por llegar tienen un rastro de Amor de Dios que se refleja en cada uno de nosotros al mirar al otro sabiéndolo hermano, con sus flaquezas y bondades. Un besazo. Marigel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Marigel por tu comentario, efectivamente todos los actos realizados con amor suman y Dios los apunta en nuestro haber. Trataré de buscar más a fondo para tranquilizar mi conciencia, pero sospecho que nada me parecerá suficiente, porque mi modelo es Cristo clavado en una Cruz por mí, por mi salvación. Uf, eso es Amor. Por eso sé que su Misericordia no tiene límites y compensará todas mis carencias. Un beso :)

      Eliminar

Publicar un comentario

Cualquier cosa que me puedas aportar me gustará y la sabré aprovechar. Adelante!
Debido a varios ataques de spam a mi blog he tenido que activar la verificación de palabras para poder incluir un comentario. Siento las molestias.

Entradas populares de este blog

Ha llegado el momento

Hacerme nada

Apóstol del sufrimiento