No es tanto por qué como gracias


En los días anteriores me he sentido desdichada por mi mala suerte. He podido ver con mucha nitidez los sufrimientos que se me vienen encima porque ya los pregusto aunque no en todo su potencial y he llegado a pensar que no era justo lo que me está pasando.

Creo que esta tentación es muy común: sentirse desdichado a pesar de todo lo bueno que seguro que hay en tu vida, como si tu circunstancia fuera la peor imaginable, como si no pudiera existir desgracia mayor que la tuya.

Cuanto más me dejo llevar por este sentimiento peor me siento y más centrada estoy en mi misma y mis “cositas”. -Cuando todo gira alrededor tuyo pierdes perspectiva de la realidad que es mucho más amplia y fascinante que tu minimundo-. Cuando me empiezo a sentir así, sé que tengo que escapar rápidamente, huir hacia donde puedo volver a centrar la perspectiva, donde dejo de lado la autocomplacencia, porque ahí ya hay quien me consuela mucho más eficazmente que mis pobres lamentos. Ese lugar donde todo se recompone es frente a Jesús sacramentado en cualquier Iglesia del Mundo, es la antesala del Cielo.

Cuando salí de mi minimundo y me hallé en la antesala del Cielo pensé: “No es tanto por qué me ocurre esto a mí como gracias por contar conmigo para esto”. No es solo una frase, es mucho más que eso, es el modo en el que quiero afrontar mis tentaciones y superar esos momentos de rebeldía ante mi propia vida.

En el libro que me estoy leyendo “La sombra del padre” de Jan Dobraczynski se muestra en un momento a un San José desmoralizado, sufriendo por su mala suerte. Tanto tiempo esperando al amor verdadero y cuando lo encuentra poco menos que Dios le usurpa el puesto. Este escritor expresa así cómo se sintió san José o cómo me siento yo misma a veces:

‘Para enviarlo (al Mesías), el Altísimo se la había quitado… (este pensamiento) se presentaba de nuevo. Se insinuaba como una serpiente… Le decía: podríais haber sido la pareja más feliz… Ninguno de vosotros espera maravillas de la vida. Amándoos no necesitabais de nada. Con vuestro amor habríais servido al Altísimo y pregonado Su grandeza… Sin embargo, Él ha preferido meterse entre vosotros…”

San José hubiera querido una familia normal con una María excepcional. Pero Dios quería un hombre justo para cuidar de esa mujer extraordinaria y de Su hijo. Y este plan era mejor para el mundo entero, cosa que se le escapaba al sencillo san José.

José empezaba a creer que lo importante era su proyecto personal y empezó a pensar que no era un afortunado por poder participar en el plan de Dios sino un desgraciado por no poder hacer su voluntad. Sí, ya sé, es una novela, no tuvo porqué suceder así, pero pudo haber ocurrido y casualmente es mi mismo sentir a veces. ¿No sería esto mismo lo que le ocurrió a Eva cuando decidió desobedecer a Dios? Realmente creo que es muy común sentirse así. Afortunadamente san José no se dejó convencer por la serpiente, aunque le tentó igual que a Eva.

Bien, salvando las distancias entre el plan que Dios tenga para mi y el que tenía para san José, decido como él, ser mansa y agradecer que Dios cuente conmigo para algo, por insignificante que parezca.

Comentarios

  1. Gracias Jesús! Me alegra saber de ti aunque sea solo a través de esta ventanita virtual.

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  2. Creo que en muchas ocasiones echamos a volar nuestra imaginación, y durante nuestra lectura elucubramos sobre personajes que aparecen mencionados en la bilia, María o San José como paradigmas, para proyectar sobre ellos todo clase de virtudes que en modo alguno aparecen descritas en ningún pasaje.

    Virtudes que, todas ellas puestas juntas en un mismo personaje, incluso pueden llegar a ensombecer las, sin lugar a dudas, presentes en nuestro personaje principal, Jesucristo.

    Reivindico a Jesús como la figura única y principal de todas las escrituras, su alfa y su omega. Reivindico a la Santísima Trinidad, al Padre, Hijo y Espeíritu Santo como fuente de todo, lo visible y lo invisible.

    Las demás devociones no dejan de ser secundarias, y se prestan a toda suerte de fabulaciones. ¿Pensemos cómo era como persona Santa Teresa de Calcuta?, un buen ejemplo para ilustrar lo que pienso.

    Así creo.

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    1. Estimado Fernando, solo te ha faltado mencionar la "sola scriptura". Es mi sensación y no quiero polemizar. Bendiciones para ti y tu familia.

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    1. Fernando, tu opinión es muy respetable pero desde mi punto de vista el que la Santísima Trinidad sea el centro no excluye a los demás personajes,todos ellos instrumentos válidos en la historia de la salvación. Yo personalmente creo que la mejor y más rápida forma de llegar a Jesús es por María, a quien El mismo eligió para venir a nosotos. Asimismo creo en la comunión de los santos y en la importancia de todos nosotros para el cumplimiento del plan de Dios. También creo que reconocer las virtudes de ciertos personajes es muy positivo para busar mi propia santificación. Y todo ello, a mi, me acerca cada vez más a Cristo,lo esencial. Quizá es una gracia que yo he recibido que tú todavía no has descubierto. No obstante, apoyarme en la figura de San José para explicar mis sentimientos es un recurso literario,nada más. No es el núcleo de la reflexión. El núcleo es aceptar la voluntad de Dios aunque no coincida con mis apetencias. Y aceptarla con alegría.

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  4. Eres tan grande querida amiga, que el Señor no te necesita para un plan normal, sino para el excepcional que llevas a cabo cada día. Un beso muy fuerte. Te quiero mucho.

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    1. Querida Marta!!! Ni te imaginas la alegría que me ha dado ver que has comentado aquí. Gracias de corazón. La Gracia de llegar a conocer ese plan suele quedar oculto para los actores, asi que sea lo que Dios quiera, como Dios quiera y cuando Dios quiera. En cualquier caso es parte de Su Plan y eso me hace feliz!!!!! Gracias sol y muchos besos

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