Tierra buena


Desde hace varios días, la Iglesia me propone rezar con la parábola del sembrador. Leo muchas reflexiones y comentarios que me hacen pensar acerca de mi corazón, sobre cómo recibo la Palabra, si como tierra buena o como terreno pedregoso o entre abrojos. Sin embargo, ayer mismo le comentaba a mi marido, que me siento muy torpe al meditar y orar con la Palabra. Me cuesta mucho aplicar a mi vida, al momento que estoy viviendo, lo que decía Jesús, porque ni soy borde del camino, ni creo que los afanes del mundo me ahoguen, pero ni mucho menos creo que mi corazón sea esa tierra fértil que da mucho fruto, dado lo poco que consigo sacar para mi vida.

La solución fácil es decir que soy un poco de todos los terrenos y quedarme tan ancha, pero a mí no me vale. Yo quiero atinar más. Me gustaría saber en qué cosas me dejo ahogar como por las zarzas y en qué otras me entusiasmo tan rápido como me enfrío después. Y esto es lo que me supera. Pienso que no estoy capacitada para tanto análisis; se me hace un mundo.

Por esto temo ser de aquéllos que decía Jesús que miraban pero no veían, que oían pero no entendían. Y este es exactamente el quid de la cuestión:  tanta pregunta, tanto análisis, tanto darle vueltas, para descubrir que todo eso es lo que hacen los que miran sin ver, los que escuchan y no entienden. Me falta sencillez, la de los pobres de espíritu, la de los que son como niños, que nunca harían un análisis. Simplemente pedirían a Dios la ayuda para ser exactamente como Él quiere, sea eso lo que sea.

El fruto que Dios espera recoger con su Palabra es Amor; y es en esto en lo que me tengo que empeñar.

Es tierra buena la que busca amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo y todo lo que me aparte de amar así es lo que se describe en la parábola como los “otros terrenos”: los afanes del mundo que desplazan mi atención hacia mí misma (las zarzas), la superficialidad e inmadurez que impide entregarse en las dificultades (el terreno pedregoso) o la vaciedad total en la que todo se pierde porque nada importa (el borde del camino).

Es tierra buena la que coge la Palabra, que es semilla de amor, y se propone amar, así de sencillo.

 

Comentarios

  1. Buenos días, Agueda: me me parece la tuya una reflexión llena de amor, porque sin duda es amor lo que reflejas en tus palabras. La claridad de tus palabras llegan al alma y me ayudan a pensar a cómo me entrego en las dificultades, ese terreno pedregoso por el que cada uno transita en tantas ocasiones dando muestras de superficialidad y con grandes dosis de inmadurez. ¡Gracias por compartir tus reflexiones! Las dudas nos asaltan a muchos, y tu forna de acercar la Palabra del Señor a los demás es un ejemplo de Amor al prójimo.

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    1. Hola Marigel. Gracias por tu mensaje tan cariñoso. Hay que pedir para que realmente podamos dar frutos de amor en las circunstancias particulares y complejas de cada día. Que Dios nos dé la Gracia 😘

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  2. Hola Agueda he llegado por casualidad a tu Blog... estaba viendo unos videos del padre Arrupe en Youtube en el que aparece el nombre de tu Padre, y te queria preguntar si la vioz y los comentarios d¡son de él porque me gustaria pedirle permiso para pblicarlos en un Blog que tengo dedicado al Padre Arrupe ( te dejo mi email por si se lo puedes pasar a tu padre: ruizberlangamauricio@gmail.com)... si quieres visitarlo te paso la direccion, alli me presento y me podras conocer algo mas... Gracias por tu testimonio plasmado en este Blog... que Dios te bendiga.... saludos la direccion dle blog es: https://causacanonizacionpadrearrupe.blogspot.com.es/

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