Fuegos artificiales

Durante este curso he estado yendo a una adoración eucarística, en silencio, con una amiga; y al finalizar el curso me ha dicho que esperaba fuegos artificiales y que no los ha tenido.

Desde entonces estoy pensando en sus fuegos artificiales y me viene a la mente una meditación que hice hace tiempo y que nunca me he animado a escribir en el blog. Es muy breve, pero da para rezar largo y tendido, creo yo.

A ella especialmente le sugiero meditar ante el Santísimo lo siguiente: la infinita humildad de Dios que, para poder estar siempre contigo, se humilla haciéndose un trozo de pan, sin ojos, ni boca, ni manos, pero con un amor que nadie podría imitar.

¿Has pensado alguna vez que tú, ni loca, te harías hormiga para salvar a las hormigas? Pues la distancia entre ti y una hormiga es nada comparada con la distancia entre Dios y el hombre, y Él se hizo hombre para salvarte a ti.

Si esto ya es desconcertante, aun lo es más que decida permanecer eternamente atrapado en un pan, donde muchos jamás le verán, lo despreciarán incluso, y donde se hace vulnerable hasta donde sólo el Amor verdadero puede comprender.
Piénsalo y te estallarán fuegos artificiales en el corazón.

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