Le hemos dormido
Cuando creemos que todo va bien en nuestra vida porque todo va saliendo como habíamos previsto, suele ocurrir que empezamos a hablar menos con Jesús, a acompañarle menos veces y menos tiempo en el Sagrario y claro, Jesús se duerme y parece que no está. Así ¡cómo no vamos a tener miedo!.
Hemos cambiado la fe en Jesús por la seguridad en nosotros mismos. Es lógico tener miedo cuando se nos empieza a desmoronar la torre de Babel de nuestras seguridades y autonomía. ¿No aprenderemos de una vez que nada podemos sin Él? Y si algo podemos no es más que una ilusión que tarde o temprano se desvanece.
Pero Jesús, aunque no lo parezca, está con nosotros. No está dormido, le hemos dormido. Lo mínimo que podemos esperar es un pequeño y certero reproche: "¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?".
Cuando le volvamos a dar las riendas de nuestra vida se despejará la tormenta y todo volverá a su ser.
Muy bonito lo que escribes Artu y muy útil para los que quieren seguir a Dios cueste lo que cueste y muy profundo. Gracias 🙏🌹🤗
ResponderEliminarA ti 🙏🏼😊
EliminarGracias por tus palabras, y , efectivamente, Jesús está ahí siempre acompañándonos.
ResponderEliminarGracias a ti 😚
EliminarJesús no duerme nunca. Le hemos dormido nosotros, que estamos dormidos siempre
ResponderEliminarAsí lo he visto yo 🤗
Eliminar“De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía” Mateo (8,23-27) Que bonito Agueda! El Señor permite que las olas de la soberbia choquen contra la barca De la Iglesia para que reconozcamos en quien ponemos nuestra confianza, haciendo nuestra la oración «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!»
ResponderEliminarAmén 🙏🏼🙏🏼
EliminarNada es posible sin Él y nos empeñamos en no querer verlo ¡Cuánta paciencia tiene con nosotros! Gracias por tus reflexiones, Águeda 🤩
ResponderEliminarA ti por leerme y comentar
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