Mi morada
"Ayúdame, oh María, en hacer tu corazón más conocido cada día"
Siempre tengo la impresión de que no soy fiel a este propósito, aunque mi anterior artículo esté también dedicado a Ella.
Pues Dios ha querido que mi oración de la Misa de la festividad del Pilar haya estado mayormente dedicada a su madre. Y lo voy a contar, no porque crea que es original -seguro que no lo es, porque todas las lecturas de la liturgia están elegidas por Ella-, sino porque va de Ella, y quiero rendirle un modesto homenaje.
No voy a hablar del Evangelio de ese día; no estaría a la altura de los millares de sacerdotes que hablaron sobre él en cada Misa. Mi oración se centró en el salmo, el 27(26), y concretamente en los versículos 4b-5.
gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca.
Supongo que, aparte del templo de Jerusalén, está también hablando del Cielo, al menos es lo que yo he pensado; pero, tras unos momentos, no podía dejar de leer y releer, una y otra vez, pensando en María. Ella es su templo, su tienda, su morada.
Lo fue literalmente cuando Jesús estaba en su vientre. También de forma real durante la vida oculta de Jesús; fueron su regazo y sus abrazos los que dieron cobijo, protección y calor a Jesús.
Pero lo que me ha dicho concretamente el Señor es que María también es templo, tienda y morada para mí, para todo el quiera acogerse a Ella.
Contemplo este templo cada vez que miro una imagen de la Virgen o rezo una jaculatoria, pero sobre todo cuando contemplo los misterios del Rosario. Y haciendo esto gozaré de la dulzura del Señor.
Me protegerá Dios si me refugio en María, su tienda. Y me esconderá en su morada; María es la morada donde me quiero quedar escondida y protegida contra las asechanzas del mal. El mismo Jesús me ha invitado a ello.
“Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien” Mt 11,25-30 Gracias Agueda por reflejar la mansedumbre y humildad del corazón Inmaculado de la Madre de Dios.
ResponderEliminarGracias Elisa,,😘
EliminarÁgueda, qué belleza de comentario, me has abierto las puertas para ver!
ResponderEliminarQué alegría Amelita 😍 que Dios te bendiga 🙏🏼
EliminarPalabras que abren el corazón y ayudan. Gracias por compartir Águeda
ResponderEliminarGracias a ti por escribir y darme ánimos ☺️ que Dios te bendiga 🙏🏼
EliminarGracias Águeda por compartir con nosotros las luces que el Señor te da. Nos ayudas a entender cosas muy profundas con mucha sencillez. Gloria a Dios y rezo por ti!
ResponderEliminarMuchas gracias 😘 que Dios te bendiga 🙏
EliminarEl corazón de María, donde ella guarda todo...sus palabras calladas.
ResponderEliminarMADRE. ❤️
Gracias Águeda, por todo tu blog, por cada una de tus reflexiones.
Muchas gracias a ti por leerlas con tanto cariño 😊
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