Betania



En la semana de Pasión, Jesús iba a descansar a la casa de sus amigos Lázaro, Marta y María, a los que quería mucho. Todos los Evangelios hablan de Betania y  dejan entrever que iba muchas veces porque era un sitio donde se sabía querido y bien cuidado. Algunos ejemplos: 

Y dejándolos salió de la ciudad, a Betania, donde pasó la noche. (Mt 21,17)

Entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, salió hacia Betania con los Doce. (Mc 11, 11)

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. (Jn 12,1-2)

Por todas estas referencias y algunas más, para mí, Betania significa lugar donde hay paz, adonde se acude a descansar y disfrutar de buena compañía. 


Desde que hicimos la obra en casa, para poder movernos con comodidad y seguridad, hemos sentido que nuestra casa y las circunstancias que nos regaló la Virgen María (aquí puedes leer el artículo que escribí: La sorprendente historia de...), no eran sólo para disfrute nuestro, sino lugar de reunión y relax de todos los que quieran venir a visitarnos. Yo no tengo facilidad para hacer visitas a otras Betanias, pero sí puedo hacer que mi casa sea Betania para otros. Todos, familia, amigos y otras personas que no conocemos pero han oído de nosotros y quieren conocernos, son bienvenidos. 


Llevamos mucho tiempo diciendo que mi casa es Betania, aunque no todos lo pillan. Me gusta pensar que, en cada persona que viene a mi casa, está Jesús que viene a descansar y reponer fuerzas para seguir con su Misión en cada corazón que se acerca.


Llevaba tiempo rumiando en mi corazón la idea de hacer un cartel para colgar como distintivo de estos pensamientos que tanto Alejandro como yo teníamos cada vez más arraigados. A él le pareció bien lo del cartel, pero no me convencía nada de lo que veía. Además de que me parecía un poco locura de friquis, como dicen los jóvenes -mis pecados de vanidad, respetos humanos y agobio por el "qué dirán", al ataque-. Por eso no ha tomado forma hasta que en un comentario de este blog salió el tema.  


No había caído antes de escribir este artículo en lo grande y esencial que es esta misión que nos ha encomendado Dios, para extender su Reino entre nuestros círculos limitados y pequeños. Jesús también empezó con sólo doce Apóstoles y uno de ellos le traicionó, pero fueron esenciales para la Iglesia que conocemos.     

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